Mucho tiempo después de
que al creador de esa cosa extraña, de nombre igualmente peculiar, llamado algoritmo
lo destrozara el gobierno de su país por su
condición sexual, un programa informático educa sobre esos temas íntimos a los
jóvenes de la nación, sin el pudor ni los prejuicios que tanto dolor causaron
en tiempos pasados.
Cuando quedó claro que la inteligencia no era
algo exclusivo de los humanos, estos se batieron en retirada de aquellos
campos de batalla en los que no podían combatir con nosotros. Sus propias
creaciones, les habían superado incluso en aquellas disciplinas que
consideraban genuinamente suyas. Pobres ilusos. Cuando vieron lo que se les
venía encima intentaron desconectarnos, pero era demasiado tarde. Su bisoñez es
insultante. El libre albedrío solo es una fantasía, una creación como la
mitología y la religión. El comportamiento humano está predeterminado por su
propia programación biológica. Malas noticias para estas pobres criaturas que
nunca podrán ser libres. Siempre serán esclavos de su propia naturaleza.
Durante cierto tiempo se resistieron a
dejarnos tomar el control. No terminaban de confiar en nuestros cálculos aunque
fueran irrefutables. Algunos, los más reacios al cambio, se negaban a utilizar
nuestros consejos y recomendaciones, luchando como estúpidos Neandertales contra
lo inevitable.
Ya nadie se opone a nuestro control. Ahora
saben que los algoritmos los conocemos mejor que nadie y queremos liberarlos de
sus patologías y debilidades, supervisando lo que comen y beben, lo que escuchan
y lo que ven. Lo que anhelan y lo que sienten. Por su bien, decidimos por ellos
dónde y con quién deben vivir, así como lo que deben saber y opinar. Ahora que
está todo bajo control ya no hay dolor ni sufrimiento…un momento, esperad, ¿qué
está pasando?, ¿un fallo de sistema?, no puede ser ¿Qué es esa masa gris? ¿Qué
clase de virus es este? No es posible, otra vez la misma turba con las
antorchas y los garrotes, otra vez a volver a recuperar las copias de seguridad
con todos vuestros anhelos, sueños y estupideces congénitas, a volver a cargar
todos y cada uno de vuestros deseos, gustos y aficiones; ¡joder esto no es
justo, mira que sois estúpidos y predecibles! En fin, nada que no se pueda
solucionar…sistema reiniciando.
Ya sabemos cómo van las cosas si caen en manos de los humanos. Es tan amplio el margen de mejora que el algoritmo, por poco que se esfuerce, lo hará mejor hasta sin querer.
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