Retened en vuestra mente esos
momentos que no perdurarán, pues su propia esencia se lo impide, esos instantes
perfectos que apenas duran unos segundos, como el humo de un cigarro, como las
ondas en un estanque al que arrojamos una piedra. Mantenedlos con vosotros
mientras conservan su pureza, antes de que el tiempo los devore. Solo así podrán
ser parte de vosotros, al menos mientras podáis recordarlos.
Frágil es la memoria del anciano,
como triste la del nostálgico. Sé que tenéis dudas, que el miedo os tiene
paralizados. Inciertos son los pasos que os han traído hasta aquí, peligrosos
quizá, tanto como los que os llevarán de vuelta a vuestro hogar ¿Estaréis
seguros ahí? Estáis empezando a dudarlo, pero eso se os olvidará tan pronto os sintáis
a salvo y seguiréis a lo vuestro, es lo normal. La historia siempre se repite.
Estamos atrapados en un círculo de estupidez sin principio ni fin.
Los demagogos (como la muerte) siempre ganan. Ahora son los tecnócratas y sus marionetas, antes lo fueron los reyes y los emperadores. Terminada su hegemonía, fueron reemplazados por los revolucionarios y los tiranos, dictadores pegados al poder y al trono con el pegamento del terror y el adoctrinamiento, y en medio de toda esta ponzoña, a cierta distancia, sin mancharse las manos, siempre están las religiones o las ideologías, con sus mil caras que en verdad solo es una.
¿Lucharéis contra ellos?
Así hablaba el anciano, mientras
sus ojos azules no podían ver a los que permanecían ante él, escuchando su
mensaje, que no eran muchos, dicho sea de paso. Apoyado sobre un bastón, olfateaba
el aire como si a través de este sentido pudiera identificar lo que tenía enfrente.
Solo un reducido grupo de curiosos que andaban perdidos.
Sé que buscáis respuestas. Siento
decepcionaros pues no las tengo, pero no os preocupéis, esas os las darán los
que se reúnen un poco más abajo, cada uno con su bandera y con los suyos, los
de su bando, corred, no perdáis el tiempo conmigo, avanzad hasta las primeras
filas y recordad mis palabras: no importa una mierda lo que un falso
profeta como yo os haya dicho.
De todas formas, si el profeta ha llegado a la ancianidad, es que algo ha hecho bien.
ResponderEliminarComer sano y dormir mucho. Gracias por leerlo. Espero que te haya gustado.
EliminarQue el pesimismo que se desprende de esta parábola no nos agüe las ganas de vivir y soñar. Quizás la brevedad de la vida no nos permita encontrar las respuestas, lo enrevesado de los caminos no nos facilite ver todas las incógnitas, pero nos da tiempo para recoger un buen ramillete de buenas preguntas antes de abandonar la escena. Saludo.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con el maestro Fernando. Gracias por tu apoyo.
ResponderEliminarAunque perdidos habrá que seguir buscando el camino, con la esperanza de que algún día dejarán de ganar los malos.
ResponderEliminarSaludos.
Creo que eso es un quimera. Desde que existimos como especie, siempre ha sido así, está en nuestra naturaleza ser perversos a la par que bondadosos, mezquinos, pero también generosos etc. Supongo que sabes a que me refiero. No obstante, te doy la razón en que debemos seguir intentándolo. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminar