«No es tarea sencilla mantenerse firme ante los
constantes vaivenes que padecen aquellos que deciden no aceptar las reglas del
juego. Tal vez ellos saben que hay trampa y que la partida está trucada de una forma tan sutil y ladina, que resulta imposible darse cuenta del engaño. Así pues, por ignorancia o
por desidia, aceptamos las normas impuestas por la costumbre o porque es mejor
dejarlas como están; total, si nada va a cambiar…
Esos que optan por hacerle frente al Estado y sus múltiples tentáculos, deben pagar un alto coste por semejante osadía; el precio del desarraigo, el descrédito y en algunos casos – los más graves – el rechazo frontal a sus ideas y postulados. Son esos parias que se niegan a aceptar la realidad; los que se enfrentan a las injusticias o se rebelan contra esa perversión que dice que debemos aceptar que es imposible cambiar las cosas. Entre tanto, sus semejantes asumen que el mundo es como es y hay que adaptarse, asumiendo que cada uno debe sobrevivir como pueda en esta jungla depredadora. La teoría del sálvese quien pueda va ganando adeptos a medida que van fracasando los modelos y las teorías políticas que prometían un mundo más justo, más seguro y más colectivizado. El humanismo pierde la partida con cada teoría absurda que nace y con cada populista que se sube a una tarima. En este mundo, controlado por tecnócratas rencorosos, que tuvieron una infancia irrelevante y acomplejada, poco espacio queda para la libertad; ese bien tan preciado y tan escaso. Si nos quitan hasta esa falsa ilusión, no nos queda nada. Estamos condenados a ser gobernados por psicópatas megalómanos como Stalin o Nerón».
El profesor Leveded se limpia las gafas, haciendo una pausa un tanto dramática antes de volver a hablar. «¿Alguna pregunta?».

Probablemente nadie preguntó. Muchos estarían mirando el móvil.
ResponderEliminarO a esa hora habría fútbol. Gracias por el mensaje.
EliminarPese a todo, hay quienes desafían al poder y levantan la voz para que impere la justicia. Alguna vez, incluso lo consiguen.
ResponderEliminarSAludos.
Sí, de vez en cuando. Gracias por el mensaje. Un saludo
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