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lunes, 4 de septiembre de 2023

Recomendaciones de un cinéfilo

Los duelistas. Ridley Scott 1977

Faltan pocos meses para el estreno de una de las películas más esperadas del año, al menos para los que nos encanta el cine y la historia,.Como cabe suponer, se trata de la epopeya cinematográfica del año, Napoleón, del veterano director Ridley Scott, que a sus ochenta y seis años sigue dando guerra.

Momento oportuno para recordar otra película, precisamente la primera que dirigió el director británico cuando era un mozalbete de cuarenta años, allá por 1977. “Los duelistas” fue el magnífico debut en la dirección del señor Scott, al que le debemos esa obra maestra absoluta que todos estaréis pensando, sí, Blade Runner, de la que tanto y tanto se ha discutido.

Centrémonos en “ Los duelistas”. Basada en la novela del mismo título - aunque también conocida como “El duelo”- de Joseph Conrad, la cinta de míster Scott, narra el interminable duelo “ a primera sangre” entre Armand D´Hubert, teniente de los húsares y aristócrata, y el teniente Feraud, pobre pero con muchas ínfulas. El conflicto entre los dos oficiales del ejercito de Napoleón, se produce cuando el primero recibe la orden de poner bajo arresto domiciliario al segundo por haberse batido en duelo con el sobrino del alcalde de Estrasburgo. El pobre muchacho queda gravemente herido tras el lance, algo que, por descontado, su tío no podía dejar sin castigo, por lo que presionó al superior de D´Hubert para que hiciera algo al respecto. Cuando D´Hubert localiza a Feraud, en una casa de dudosa reputación, este, no solo se niega a permanecer allí hasta que llegue el juez, sino que desafía también al mensajero a batirse por su honor, total, qué más da un duelo más, debió pensar el teniente, comenzando así, una disputa entre ambos que se prolongará durante años.

Con las guerras Napoleónicas como telón de fondo, estos dos cretinos, incapaces de dar matarile a su oponente, solo consiguen infringirse lesiones, de mayor o menor gravedad, evitando que la pelea termine con la muerte y dejando para otra ocasión el cruce de sables.

Feraud es más terco que una mula y nada en el mundo le hace entrar en razón. D´Hubert es tan orgulloso que, aunque suele evitar a su rival, siempre que este lo encuentra y le envía a sus testigos, el honor lo reclama. Solo un cobarde rehusaría.

A la espera de ver el resultado de la nueva película del señor Scott - confío en que será una de las que le han otorgado el prestigio que otras, que prefiero no mencionar, apunto han estado de malograr - recomiendo encarecidamente el visionado de esta maravilla.





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