Mediocres del mundo ¡Me río en vuestra cara!

jueves, 17 de abril de 2025

Lester

 

Me llamo Lester Burnham. Supongo que ese nombre no les dice nada. Tampoco el apellido, por mucho que mi progenitor estuviera muy orgulloso de la estirpe Burnham; como si estos pertenecieran a la realeza. Que yo sepa, los reyes y los magnates no sacan la basura ni conducen automóviles pagados a plazos.

A vista de pájaro mi casa es igual que las de mis vecinos. Los mismos metros de césped y el mismo tipo de tejado. Un bosque de antenas y postes de alta tensión a lo largo de un conjunto residencial a las afueras de una metrópolis cualquiera.

Cada mañana, después de masturbarme en la ducha, conduzco por una autopista atestada. Lo mismo que mis vecinos Buddy y Jean – dos tipos fornidos con los que desde hace unos días salgo a correr por las tardes – y otros, que como a mí, apenas les quedan fuerzas para salir de la cama para ir a trabajar, aunque lo siguen haciendo con resignación. Tal vez ese sea el secreto de nuestra especie, ser la única que se acostumbra a todo.

Esta crisis de identidad que estoy experimentando es algo muy común en los hombres de mi edad. Es muy probable que sea algo habitual entre ese grupo de individuos que tras conseguir tener una plácida existencia de clase media; con una familia estándar y un todoterreno aparcado en el garaje de un chalet,  al cumplir los cincuenta toman consciencia de que están muy lejos de ser como habían pensado que serían tras finalizar sus estudios universitarios. Perdido el esplendor de la juventud, intentan mantener patéticamente los rescoldos de ese fuego que saben que es inevitable que termine extinguiéndose.

«Mientras dure el baile hay que seguir danzando». Tal vez deba ser así, aunque haya quién piense que «hay que saber cuándo irse de una fiesta». Yo no puedo decidir que debo hacer, si bailar hasta desfallecer o retirarme con dignidad antes de que sea demasiado tarde. En mi caso, un hombrecillo atormentado por tener que reprimir su condición sexual durante años, armado con una pistola, me ha privado de verme ante esa encrucijada; justo cuando me sentía vivo por primera vez en mucho tiempo. Este acto estúpido e injusto no debe hacer que sienta rencor, más bien al contrario, pues ahora solo siento una paz infinita y un amor sin límites cuando contemplo las maravillas que me rodearon durante mi estúpida e insignificante vida.  

 

Lester Burnham. American Beauty.

 



jueves, 3 de abril de 2025

Dylan

Nadie podía imaginar un mundo sin el bullicio de los parques infantiles y sin las risas y los llantos de los niños. Tampoco podíamos creer que seríamos los últimos humanos sobre un planeta tan arruinado como esos pobres refugiados que huían de la locura que se adueñó de nosotros cuanto fuimos conscientes de que la fiesta llegaba a su fin. Nuestra existencia nunca tuvo mucho sentido, pero al menos teníamos la esperanza de que la comedia, o la tragedia, según  el caso, seguiría después de nosotros y que de alguna forma, en el recuerdo de las futuras generaciones permaneceríamos nosotros. Perdida esa pueril, pero efectiva esperanza, solo quedó un vacío insondable. Una vez más, brotó de una fuente tenebrosa la maldad y la miseria que habita en los recovecos más profundos de la humanidad. Si no hay futuro, todo vale. El caos será quien gobierne el tiempo que nos queda hasta que el último en morir apague la luz.

Texto inspirado en la extraordinaria película “Children of men" de Alfonso Cuarón.




Grandes lecturas

Grandes lecturas

Vistas de página en total

Aquí estoy, junto a Santiago Posteguillo y Antonio Muñoz Molina!!

Aquí estoy, junto a Santiago Posteguillo y Antonio Muñoz Molina!!

¡Yo os maldigo por salir de la caverna!

¡Yo os maldigo por salir de la caverna!
Primera ley de la Filosofía: Por cada Filósofo, existe otro filósofo igual y opuesto. Segunda ley de la Filosofía: Ambos filósofos están equivocados. Corolario: Una gran verdad es una verdad cuyo opuesto es también una gran verdad.

Libro recomendado